Carta Abierta

Por años me he dedicado al sufrimiento de la gente, a  tratar  de encontrar, y de que encuentren,  el camino, la esperanza y el sentido.

Cuando me acerqué al Eneagrama, me entusiasmé (casi como empiezan todos mis caminos) También me desorienté (también como siguen casi todos mis caminos)

Pero finalmente me afirmé.

Casi por azar y sin proponérmelo estuve recorriendo los caminos de este derrotero que me sigue implicando con sus interrogantes y sus efectos sanadores.

Siempre me preguntè, qué sirve de esto.

Es mapa. Me contesté. Es integrador. Es pacificador. Es un modo de sentirnos convocados y al mismo tiempo implicados. Es un modo de tomar conciencia de que en este mundo cabemos todos y aprendemos unos de otros. Es aquello que nos convoca desde el interior de nosotros mismos, indefinidamente buscado pero difícilmente encontrado.

Es así como empecé a dedicarme a trabajar por el crecimiento y no sólo por el sufrimiento. Si tomamos conciencia de nuestra totalidad, tal vez dejemos de sufrir tan sólo por nuestra parcialidad.  En mis años de terapeuta ya sea clínica o  judicial, he visto tanto el sufrimiento, la desesperanza, el vacío como la destrucción.  Aún así, nunca me sentí tan caída, al punto de no creer que la vida nos abre, sugiere, insinúa, alienta, conmina, entusiasma y desafía.

¡Tantas veces luché contra la resignación de alguno que no encontraba como salir de la angustia!  Lo único que no podía permitir es que bajara los brazos. Yo misma no lo hice cuando estuve tentada.

El Eneagrama llegó en el momento justo. No fue tanto para mí en esos tiempos, pero sí para los que me consultaban. Tal vez, no tan concientes ellos de lo que recibían. Pero sí, yo, conciente de que me orientaba en ellos para alentarlos a encontrar lo mejor de si mismos. Es así que el Eneagrama se ha convertido en la herramienta que me entusiasma difundir como vitamina del alma. Y me permito aludir a una  idea histórica del psiquismo humano, ya que psuje es alma en griego. La psiquis es el alma, lo que nos da sentido. Lo que los humanos buscamos y que desafortunadamente, a veces perdemos.  Lo que nos confunde pero al mismo tiempo, orienta. Lo que nos da el sentido de ser nosotros mismo. De eso se trata.  De ser nosotros mismos en una comunidad compartida. ¡Qué difícil!  Sin embargo qué aventura!.  Hoy el Eneagrama, me permite llegar suavemente, me permite concientizar amablemente, y también me permite presionar firmemente.  ¿Presionar qué? Que encuentren adentro lo que aún no encontraron.

Todo está  adentro. El eneagrama no es un sistema de diferencias, es un sistema de potencialidades. Algunos los encarnan con mayor pertinencia. Otros apelarán a ellas, cuando las circunstancias se los demanden, o advertirán  que la vida no les ha dado la oportunidad de desplegarlas.

La vida se encarga de hacernos aprender lo que nos falta.
Entre el nacimiento y la muerte,  la vida es tiempo, de nosotros depende la estética de sus compases.

El Eneagrama me enseñó que además de la propia,  hay muchas melodías que  resuenan en mí.

Mi cabeza para la filosofía y la ciencia
Mi corazón para mi marido y mis hijos
Mi cuerpo para la danza y el movimiento.
                                                                                                           Viviana Trucco